viernes, 11 de febrero de 2011

Hermandad de San Esteban


La imagen del Señor de la Salud y Buen Viaje, de autor desconocido, reúne las características de estilo de la imaginería de mediados del siglo XVIII, sin embargo, el hecho de que su cabeza sea de barro cocido, mientras que el resto del cuerpo es de madera tallada, hace pensar que éste último se esculpiese para completar el busto que sería de época anterior y cuya ejecución podría fecharse a principios del siglo XVI. Hay autores, por tanto, que defienden la idea de una intervención en dicho siglo XVIII en la imagen ya que está documentada una intervención en el templo, pudiendo aprovecharse ésta para adecuar la imagen al nuevo gusto imperante en la época. Según el profesor don José Roda Peña la escultura puede relacionarse formal y estilísticamente con un Ecce Homo conservado en el convento de Santo Domingo el Antiguo de la ciudad de Toledo y que procede del desaparecido monasterio de Santa María de las Dueñas de Sevilla.
Debió ser en el siglo XVIII cuando se le incorporó el cuerpo de madera tallada revistiéndose con una clámide de tela encolada y pequeños motivos florales estofados, igualmente parece que sería en este momento cuando se incorporaron las cinco lágrimas que prestan a su rostro ese aire de tristeza y profunda humanidad que le caracteriza.


La iconografía de Nuestro Padre Jesús de la Salud y Buen Viaje nos muestra al Redentor sentado sobre un sitial del pretorio, una vez terminado el suplicio de la flagelación, coronado de espinas, cubierto con una clámide púrpura y entre sus atadas manos, una caña en forma de cetro como atributos de su realeza. Es esta una de las imágenes pasionistas más originales y significativas de las que procesionan en la Semana Santa sevillana, originalidad que le viene dada por una serie de elementos distintivos como el ser la única imagen del Señor que tiene lágrimas de cristal o su mirada fija y entornada que denota una gran concentración interior y finalmente un detalle que puede parecer anacrónico respecto al momento pasional que representa, como es el hecho de que presente esas profundas heridas en las rodillas, que iconográficamente siempre han representado las imágenes cristíferas como consecuencia de las caídas sufridas en el camino hacia el Gólgota, si bien sería posible que se las produjeran posibles caídas durante la flagelación.
Manuel Galiano Delgado fue el autor de la Virgen de los Desamparados, sin embargo la Hermandad no conserva el contrato de su ejecución ni ningún documento de encargo, el único testimonio escrito lo encontramos en la página 47 del primer libro de actas de Cabildos de Oficiales donde se dice textualmente “...el escultor Manuel Galiano Delgado se compromete con la Junta Organizadora de la recién fundada Hermandad de San Esteban a tener la obra finalizada a finales de abril de 1927 y con fecha día 20 del mismo mes y año los señores D. Licinio Mediavilla, D. José Muñoz Lara, D. Francisco Comitre y otros... en nombre de la Junta Organizadora de la Hermandad solicitan al cardenal Ilundáin que la bendijera bajo la advocación de «Ntra. Sra. de la Asunción en el Misterio de su Dolor», pero el prelado hispalense con fecha del 2 de mayo contesta que no se puede admitir esta advocación por ser errónea o muy equívoco su significado...”
La imagen se bendijo el 8 de mayo de 1927 en la iglesia del Hospital Central con el nombre de María Santísima Virgen de los Desamparados, esta bendición se lleva a cabo en dicho lugar puesto que la Virgen se encuentra “depositada allí” debido a que la iglesia de San Esteban se encontraba en obras de restauración. Iconográficamente se trata de una Dolorosa de las llamadas de candelero, realizada en madera de pino.

El paso de Cristo es de estilo neobarroco, dorado, iluminado por candelabros de guardabrisas. Está tallado con miniaturas y ángeles ceriferarios. Fue restaurado en 1998. El Señor lleva potencias de oro. El paso de palio tiene orfebrería plateada. El palio en malla es de terciopelo burdeos liso, con bordados en oro en las bambalinas, realizado entre 1989 y 1995. La Virgen luce corona de plata dorada, hecha en 1993.

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