sábado, 12 de febrero de 2011

Hermandad de La Soledad de San Buenaventura


Por la terrible peste que asoló Sevilla en 1649, hubo que habilitar plazas públicas como cementerios, en la de Caño Quebrado se colocó una Cruz de Hierro, a la que se le rendía culto por los fieles difuntos, destacaba en su forma el himno de la iglesia de Santa Cruz. Los parientes de los finados y vecinos devotos instituyeron una hermandad en honor de la Santa Cruz, y fue un tal Francisco Sánchez encabezando un grupo de veintiocho personas en 1656, los que ordenaron unas reglas de trece capítulos y fundaron la hermandad. Se convierte en cofradía en 1847, estando en San Juan de la Palma y se traslada al convento de San Buenaventura en 1851, saliendo por primera vez durante la Semana Santa de 1852.


Se representa a la Virgen en su soledad, al pie de la cruz con escalera y sudario, siendo esta Hermandad la primera en Sevilla en mostrar el misterio de la Soledad de María, Sola y al pie de la Cruz. La imagen de la Virgen es tallada en 1851 por el imaginero Gabriel de Astorga y Miranda (hijo de Juan de Astorga), fue retocada por Sebastian Santos en 1954 para que fuese erguida, colocándole nuevas manos, y fue restaurada por última vez en 1967 por Manuel Domínguez.

Los faldones bordados en hilo de plata sobre fondo de terciopelo burdeos fueron ejecutados por Talleres Salteras con dibujos de Remigio Díaz Ballesteros. El paso es de estilo neorrenacentista, en madera oscura de caoba, con casetones y orfebrería de plata y metal plateado, iluminado por candelabros de guardabrisas y ángeles querubines de Rafael Barbero Medina. El bellísimo y original canasto fue diseñado y ejecutado por el orfebre Emilio García Armenta, en madera de caoba y plata de ley. La madera fue tallada por Guzmán Bejarano. En la finalización del paso también participaron el escultor y orfebre Manuel Domínguez y Manuel de los Ríos, este último realizó la capilla central y el Lignum Crucis, todo en orfebrería de plata de ley. La cruz sobre la que pende el sudario y escaleras lleva casquetes de plata dorada. La Virgen luce portentosa diadema de oro de ley de Emilio García Armenta y puñal de oro con piedras preciosas ejecutado extraordinariamente por el insigne orfebre Fernando Marmolejo. El manto es de terciopelo azul-noche, bordado en oro en el Convento de Santa Isabel. La saya azul-francia posee meritorios bordados en oro realizados por Piedad Muñoz. La saya asimétrica de color burdeos sobre bordados de oro la ejecutó Juan Manuel Rodríguez Ojeda.

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